¿Cómo nos sentimos
cuando fallamos?
Enfermos: “Horrible porque todo mi ser se desvanece. Cuando he fallado y ante Dios he pecado, mi cuerpo se enferma y desfallece. Mis huesos se debilitan a causa de mi maldad, y sólo obtengo el silencio de Jehová.”—detalló a todos Eustracio. Su maestro, el sabio Gaudencio, así le habló al muchacho: “Es la diferencia entre el justo que falla y el impío: El que no cree en Dios de su pecado hace fiesta, el justo por su falta se enferma” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “A causa de mi pecado me he agravado”; 09-09-2025.
Si Dios se enoja contra nosotros, y aparta su vallado de protección que pone sobre nosotros, el enemigo entra y busca cómo afectarnos. El dolor que siente el rey David, porque ha quitado la vida de un inocente, es devastador. Y aquí se recalca el hecho de ser honestos ante Dios y reconocer nuestro error, y cómo esto nos hace sentir. Somos nosotros quienes por nuestros errores nos afectamos y enfermamos. “Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.” Sal.38:3.
Padre, es terrible cuando uno ha fallado gravemente
ante Ti. Cuando ha hecho daños a otros de manera deliberada y buscando una
ventaja. Nos enfermamos
duramente y sólo presentar y declarar mi pecado ante Ti puede darme la
restauración, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón.
Feliz día en el Señor.