¿Cómo no debemos
de ser?
Como el caballo o como el mulo: “Porque definitivamente esto que diré es cierto: muchas veces uno es como el mulo o el caballo, sin entendimiento. Y a estos animales hay que ponerles estos arreos, porque sino no se acercan a su amo y dueño. Así hay que preguntarnos: ¿Nos acercamos de corazón a Jehová nuestro Dios, creador y amo?”—inquirió Abudemio con rostro reflexivo. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo asimismo: “Dios desea que a Él nos acerquemos, que en realidad no necesitamos que Él use en nosotros, freno y cabestro.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No seamos como el mulo o el caballo para acercarnos a Dios”; 08-05-2025.
La primera parte de este versículo es no ser sin entendimiento. El mulo y el caballo no tienen ninguna conciencia de que quien les invita a acercarse es su dueño, su amo, su propietario. Que lo que él quiere es protegerlo, entrenarlo, usarlo. Como no saben nada de esto, entonces tienen que ser sujetos con los arreos: el cabestro y el freno: para obligarlos a acercarse. Muchas veces Dios nos llama y no queremos acercarnos. No seamos como esos cuadrúpedos. “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.” Sal.32:9.
Padre, has tenido que usar conmigo cabestro y freno para que pudiera
acercarme a Ti. El dolor, sufrimiento y angustiosos momentos los usaste para
buscarte. Tuve que ser sujetado de esa manera para
poder entender tu amor, bondad y gracia. Y luego acercarme a Ti por amor, para
servirte mi Dios. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel
Aragón. Feliz día en el Señor.
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