Al pobre y menesteroso: “Maestro, dígame usted, ¿la mujer virtuosa es en realidad dadivosa?”—inquirió Eustosia con vehemencia. El maestro, el sabio Gaudencio, le dijo con sabia prudencia: “La mujer virtuosa, no sólo alarga su mano para hacer muchos trabajos, también extiende su mano para el pobre, el menesteroso y el desamparado. Es una mujer sin dobleces, por eso mantiene abrigada a su familia, no tiene miedo a la nieve” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “La mujer virtuosa ama el trabajo y extiende su mano al desamparado”; 06-06-2023.
Tener esa doble virtud, es en realidad una gran bendición. Una mujer que no sólo está pensando en el trabajo, en el cuido de su familia, sino que también se acuerda del pobre, del menesteroso. Y luego, no le teme a las tempestades, porque a su familia la ha protegido con anterioridad. Ella ya la abrigó y la mantiene seca, protegida, térmica. “Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca. Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.” Pr.31:19-21.
Padre, parece fácil pero la mujer virtuosa está llena de virtudes que puede ejecutar gracias a que has hecho a la mujer de un material muy especial. Bendícelas Señor, y gracias por esas mujeres virtuosas: nuestras madres, hermanas, esposa e hijas...y nietas. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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