Tú, ¿quién eres
para que juzgues a otro?: “Eulalio llegó enojado, tirando las cosas por todos
lados. El maestro Gaudencio le preguntó “¿Qué te pasa muchacho?” –y el joven se
sinceró: “Es mi jefe maestro, ya no lo aguanto: Es enojado, despiadado y además
muy exigente. Con su actitud ha corrido de la empresa a mucha gente.” –dijo aun
echando humo. Su maestro con estas palabras fue muy oportuno: “No juzgues, ni
tases a los demás basado en lo que no te gusta. Cuando no juzgas, lo bueno de
la gente le buscas. Y seguro lo encontrarás, así que acostúmbrate: Habla
siempre algo de los demás, que alumbre” Cuentos
del Reino; Daniel Aragón; “No critiques ni juzgues, habla bien siempre de la
gente”; 02-12-2018.
Es
difícil saber, y practicar, que en vez de juzgar a una persona mejor es
buscarle lo bueno que pueda tener. Y sí lo hacemos buscándole cómo conocerle,
le encontraremos virtudes; independientemente que sabemos, tenga defectos. Pero
a nadie ha ayudado el juzgarle, señalarle y criticarle. Mas, cuando le dices
cosas positivas, veremos cómo reacciona de manera diferente. Porque al fin y al
cabo: “Uno solo es el dador de la ley,
que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”
Sgo.4:12.
Padre,
nadie soy para juzgar a otros, ni para criticarles, ni para señalarles. Permíteme mostrarte hablando bien de las
personas, fortaleciéndoles y animándoles en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano
y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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