¿Qué debo de
aborrecer?
Las reuniones de los malignos: “A mí jamás me gustaron las reuniones con los malignos, y tampoco me senté con los impíos. Porque de pequeño mis padres me enseñaron, que nada tengo que ver yo con los malvados.”—declaró Eustracio de tajo a su audiencia. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo con inteligencia: “Qué bueno que con ateos y escépticos no te hayas juntado, porque de Dios te querrán apartar esos malvados” Cuentos del Reino; Daniel Aragon; “No me sentaré ni con malignos, ni con impíos”; 17-02-2025.
En las reuniones de los malignos sólo habrá fruto de injusticas la que dé como resultado de ello. Los impíos (ateos, escépticos, incrédulos), tendrán como fruto de su reunión apartar a Dios de cualquier aspecto en sus vidas. Unos querrán “demostrarte” que la maldad es necesaria, los otros que Dios es producto de nuestra imaginación. Nada más apartado de la verdad. Si aborrecemos la mentira, no nos gustará las reuniones donde se gestan. “Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.” Sal.26:5.
Padre, que mi corazón aborrezca las reuniones con
los malignos y con quienes son impíos no me sienta. Porque
ciertamente, la maldad y la mentira ahí se generan. Líbrame de tales reuniones
para tu gloria y mi bien, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo
Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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