¿Cómo soy ante las
ofensas y maldiciones?
Como hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones: “Cuando me dicen amenazas, ofensas o cosas hirientes, soy como el hombre que no oye, no habla, no siente. Hago como que no oigo y no digo nada, todo se lo dejo al Dios que me protege y me levanta.”—manifestó Venustiano con manifiesto ánimo. Su maestro, el sabio Gaudencio, le expresó magnánimo: “Es mejor hacerse el sordo y el mudo, que ofender y gritarle a todo el mundo”; 18-09-2025.
Palabras ofensivas es mejor que se resbalen y sigan su curso sin darles cabida en uno. Si así lo hacemos, no tenemos por qué responder, no hay necesidad de decir absolutamente nada. Si dices algo, daremos pie para que sigan las ofensas avanzando. Sería como una rueda sin fin. Mejor así. No se oye, tampoco hay reprensiones. “Soy, pues, como un hombre que no oye, Y en cuya boca no hay reprensiones.” Sal.38:14.
Padre, dame fuerzas y entereza para ser como el
hombre que no oye, ni tampoco contesta con reprensiones. Porque todo eso, mejor a Ti te lo dejo. En
el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el
Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario