Cuando nos dejamos
seducir por el engaño de las riquezas: “Dios me había llevado a esa ONG
cristiana, e iba a ser directora del programa “Sanando tu alma”, pero luego me
ofrecieron un mejor puesto con una mucho mejor entrada. Me pagarían más del
doble, y además también era cristiana. Pero luego de unas semanas, toda la organización
se vio afectada, me sacaron y me quedé sin nada” –expresó sin demora la tal
Eulogia. El maestro esto le dijo como mucho sentido: “Dios te había dado el
puesto adecuado. Pero tú te dejaste engañar por las riquezas y el mal. Si tú te
has quedado en el primer trabajo, te aseguro, Dios te habría recompensado con
un mucho mejor salario” Cuentos del
Reino; Daniel Aragón; “Las espinosas maneras del engaño de las riquezas”;
09-08-2018.
Qué
difícil es creerle a Dios cuando eres tentando (a) con un mejor pago, mejor
posición, mejor salario. El problema es
que el sembrador te da la semilla buena, pero nosotros en el corazón la
ahogamos por el engaño que nos dicen las riquezas. No podemos desviarnos de lo
que Dios nos tiene asegurado, sólo por querer obtener mejores salarios. Mejores
puestos o mejores porcentajes de ganancia. Si así lo hacemos, nosotros estamos
nuestra labor vendiendo. Nos tasamos por un precio y nos convertimos en meras
mercancías. Pero nosotros no somos de los que se venden. “Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.”
Mt.13:7.
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