¿Sabes quién nos
considera que somos muy importantes?
El Señor, tu Dios: “El
profesor John Dewey, el más profundo filósofo de los Estados Unidos, dice que
el impulso más profundo de la naturaleza humana, “es el deseo de ser importante”
…Si usted me dice cómo satisface sus deseos de ser importante, le diré qué es
usted. Eso es lo que determina su
carácter. Por ejemplo, John D. Rockefeller
satisfacía su deseo de ser importancia, dando dinero para levantar un hospital moderno
en Pekín, China, a fin de atender a millones de pobres que no había visto jamás
ni jamás vería. Dillinger en cambio, se sentía importante como bandido,
asaltante de bancos y asesino. Cuando
los agentes federales lo perseguían penetró en una granja de Minnesota y exclamó:
“¡Soy Dillinger!!” Estaba orgulloso de
ser el enemigo público No.1”. Dale
Carnegie, “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” (1936); pág.15-16.
Todas las
actitudes negativas que podamos tener llevan un fin y objetivo: Llamar la
atención de los demás y gritarles: “¡Hey, miren, soy importante!!” Nuestra naturaleza humana prefiere hacer el
mal, causarse y causar dolor que la indiferencia y apatía de aquellos seres que
amamos y estimamos. Es algo
subconsciente. No tenemos dominio sobre
ello, a menos que…¡Creamos! Creamos que
para Dios somos muy importantes (tanto que dio su vida por nosotros), por lo
tanto, como somos importantes, satisfacemos nuestra necesidad de importancia: ¡Agrandándole!
¡Haciendo el bien! ¡Sirviendo a los
demás! “Porque a mis ojos fuiste de gran
estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones
por tu vida.” Is.43:4.
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