¿Qué hacemos para
ser perdonados, para no ser juzgados y no ser condenados?
Perdonemos, no
juzguemos y no condenemos a los demás: “El mundialmente famoso psicólogo B.F.
Skinner comprobó, mediante experimentación con animales, que premiando la buena
conducta los animales aprenden más rápido y retienen con más eficiencia que
castigando la mala conducta. Estudios posteriores
probaron lo mismo aplicado a los seres humanos. Por medio de la crítica nunca provocamos
cambios duraderos, y con frecuencia creamos resentimientos…El resentimiento que
engendra la crítica puede desmoralizar empleados, miembros de la familia y
amigos, y aun así no corrige la situación que se ha criticado”. Dale Carnegie, “Cómo
ganar amigos e influir sobre las personas” (1936); pág.11.
Aprender a
perdonar a los demás sus errores, pecados y fallas es básico y necesario si
queremos que las personas y nosotros aprendamos, mejoremos y nos encaminemos
hacia el sendero del bien, del acierto y del éxito. Si regañamos, ofendemos y señalamos, nada de
lo criticado y juzgado se compondrá. Sin
embargo, ganamos mucho cuando exponemos a los demás cómo nos ha afectado a
nosotros sus fallas, pero que esperamos y confiamos, porque perdonamos, que
todo será mejor. “No juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados.” Lc.6:37.
Padre, nosotros
somos los beneficiados cuando perdonamos, no juzgamos y no condenamos a los
demás. Porque esto nos trae verdadera
paz y sabemos que sí así lo hacemos nosotros, cometedores de errores ante Ti y los demás, seremos perdonados y no seremos
juzgados ni condenados. En el nombre de
Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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