¿Tenemos un tiempo
para hablar?
Y también un tiempo para callar: “Le grité y ofendí a mi padre, lo afecté de tal manera que inmediatamente sufrió un ataque. Era su corazón que no aguantó mis palabras hirientes. Al verlo me arrodillé inmediatamente. Rompí mi camisa en señal de arrepentimiento y le dije al Señor: Perdóname, dale la vida a mi padre por favor. Lo vi abrir los ojos y sonreírme, lo abracé y le pedí perdón también.”—declaró Venustiano con pasión. Su maestro, el sabio Gaudencio le dijo de corazón: “Hay tiempo de rasgar y tiempo de arreglar, tiempo de hablar y tiempo de callar” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Tiempo de romper y hablar, tiempo de coser y callar”; 21-07-2023.
Normalmente el tiempo de romper o rasgar va a suceder con el mucho hablar. El pueblo de Dios se rompía los vestidos como señal de arrepentimiento. Cuando nosotros hablamos sin detenernos, y más si acostumbramos a decir lo que pensamos, lastimamos. Herimos y matamos con palabras fuertes. Esto no nos deja tranquilo hasta que nos arrepentimos. Entonces es tiempo de coser (pedir perdón, restaurar lo afectado) y por supuesto, tiempo de callar cuando queremos volver a golpear. “tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;” Ecl.3:7.
Padre,
guarda mis labios y mi boca de hablar vanidades, sandeces o estúpidas cosas. Que aprenda a callar, que pueda mis
vestidos rasgar cuando yerre y también pueda coser para restaurar. En el nombre
de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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