¿A quién pregunta
la amada por quien ama su alma?
A los guardas de la ciudad: “Y lo busqué por todas partes, en las plazas, en las casas y hasta en los parques. Me topé con guardas que por la paz de la ciudad velaban, y a ellos pregunté con desesperación: “¿Han visto ustedes a mi amor? Pero ellos me contestaron que no.”—le narró Güendolina a su maestro, con cierta angustia reflejada en su pecho. Su maestro, el sabio Gaudencio le expresó esto muy cierto: “En la búsqueda de tu amado, hasta con peligros te habrás encontrado. Sin embargo, pediste ayuda y en cierta manera los militares te resguardaron” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “A todos pregunté dónde estaba el que me amaba”; 18-01-2024.
La noche oscura nos cubre con sus tinieblas, más aún en ellas buscamos a quien ama nuestra alma. No cesamos de hacerlo porque nuestra alma tiene sed del Dios vivo y lo anhela. Las calles vacías de la ciudad en la madrugada, peligrosas en sí misma por la hora, no son algo que nos detenga. Aun los guardas que velan por la ciudad son propicios para preguntarles: “Habéis visto al que ama mi alma?” Mas ellos no lo habían visto, ni siquiera lo conocían. “Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?” Cnt.3:3.
Padre,
he andado por muchos caminos llenos de oscuridad y peligro, aún en la vida
militar he estado para tratar de hallar la verdad, pero no fue ahí donde lo
encontré. Es más, Tú me encontraste a
mí, porque yo busqué y busqué, y por mi cuenta no te hallé. En el nombre de
Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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