¿Qué hizo la amada
cuando encontró a quien ama su alma?
Lo asió y ya no lo dejó: “Apenas la guardia pasé, hallé al que ama mi alma, de él no me separé, ya no lo dejé. Y asida de él lo llevé al cuarto que me vio crecer. Allí me complací con él.”—dijo Eufrosina con una pícara sonrisa. Su maestro, el sabio Gaudencio le dijo sin ninguna prisa: “Al lugar íntimo y seguro lo llevaste, porque ciertamente junto a él te completaste.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Cuando hallé al amado, lo metí en mi cuarto”; 18-01-2024.
La amada no encontró en su lecho, a quien ama su alma, desesperada sale a buscarlo en la madrugada. Lo busca por todos lados y no lo halla. Cuando al fin lo encuentra, ya no lo dejó. Procedió a meterse con él en el primer lugar íntimo que encontró, para saciar su sed de amor. Busqué y busqué a quien ama mi alma y cuando al fin lo encontré, ya de su presencia no quise irme jamás y estar con Él en su lugar santo, en intimidad, es mi placer. “Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz.” Cnt.3:4.
Padre,
me deleito en tu amor, en tu Palabra, en tus bondades, en tu gracia y misericordia;
en la intimidad contigo en Cristo me
deleito sobremanera, porque ciertamente tu amor es más valioso que todo el oro
y más alto que cualquier relación terrenal. Me deleite en Ti siempre, en el
nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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