Como
vinagre a los dientes: “Fui un desastre siendo adolescente, porque no quería
trabajar diligentemente.”—comentaba Eulogia a su maestro y compañeros de manera
eufórica. “Mis patrones se cansaron de mí y me trataron como poca cosa, luego
me despidieron por perezosa”—finalizó su relato. Su maestro, el sabio Gaudencio
le dijo sin alegatos: “Como molesta el humo a los ojos, así es de molesto a los
demás el perezoso” Cuentos del Reino;
Daniel Aragón; “Como el humo en los ojos, así molesta a los demás el perezoso”;
28-11-2021.
Una persona perezosa molesta y cae requete mal, a los mismos hermanos y hermanas en el seno familiar. Ahora, en un trabajo, será bien señalado por sus compañeros de labor, y qué decir de su empleador. Lo va a irritar y grandemente a molestar. “Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, Así es el perezoso a los que lo envían.” Pr.10:26.
Padre, que la pereza en mí y mis
descendientes nunca aparezca. Tú nos has
llamado, no para quedarnos dormidos o acostados, sino para diligentemente
crear, desarrollar y hacer producir tus ministerios, para tu gloria. En el
nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón, Feliz día en el Señor.
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