¿Cómo es el
paladar de nuestro Señor?
Dulcísimo: “Es que los labios de Euríalo, dan a mi paladar un sabor dulcísimo. La verdad maestro apreciable, yo veo todo en él codiciable. Además, con sinceridad le digo, Euríalo no sólo es mi amado esposo, sino también mi amigo.”—le confesó Eulogia con determinación. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo de corazón: “Qué bueno que encuentres a tu esposo bello y deseable, y que además sea tu amigo confiable.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón;
“Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” (Sal.119:103). El paladar nos ayuda a degustar, probar, saborear todo lo que comemos. Todo lo dulce trae deleite a nuestra boca, así la Palabra de Dios es miel a nuestro paladar. Cuando la Iglesia prueba el fruto de los labios de Jesucristo, encuentra que su paladar es dulcísimo, porque de ahí brota su amelada Palabra. Todo el Señor es codiciable, y más preciado que el oro y las riquezas de este mundo. Y lo más importante, nos ha llamado amigos. “El paladar de Jesucristo para mí es dulcísimo”; 27-02-2024. “Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de Jerusalén.” Cnt.5:16.
Padre,
ciertamente el paladar de tu Hijo Jesucristo es acaramelado y exquisito, porque
es la fuente de tu Palabra. Además, que
hemos intimado porque a ser mi amigo hemos llegado. Todo lo tuyo es deseable,
porque es vida, hermoso y durable. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y
amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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