¿De quién es el
amado y de quién su esposa?
Tanto del uno como del otro: “Eustosia lo dijo sin tapujos: “Mi amado es mío y todo mi ser es completamente suyo. Con Eutrapio en nuestro bosque, corremos completamente desnudos. Al césped caemos y ahí me apacienta con lo más bellos versos. Entre los lirios del campo nos amamos en nuestro universo”—declaró la joven con voz llena de pasión. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo corazón: “Hermosa y plena es tu declaración de amor.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Declara tu amor: yo soy del Señor, y Él es mi Dios”; 29-02-2024.
La disposición de la esposa de entregarse completamente a su amado, se aprecia en este verso, está reflejado. Cuando llegamos al momento de entregarnos sin reservas al Señor y llegar a amarlo primeramente a Él sobre todas las cosas, el Espíritu Santo nos da la plena convicción de saber que nuestro Amado, es de nosotros. Que mi Dios, es mío. Hay una convicción de pertenencia. Como el lirio de los valles, recoge la fragancia del Espíritu, entre los suyos. “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; Él apacienta entre los lirios.” Cnt.6:3.
Padre,
soy de Jesucristo y Tú eres mío. Soy de
tu Santo Espíritu y mi Cristo es mío. Soy tuyo Padre y tu Espíritu es mío.
Apaciéntame entre lirios. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo,
Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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