¿Qué hizo el
enemigo?
Repartieron entre sí mis vestidos: “Me despojaron de mi elegante vestimenta, todos querían ponérsela. Fueron tan terribles mis enemigos, que entre ellos se rifaron mis vestidos. Me dejaron prácticamente desnudo y así me golpeaban duro. Dios fue bueno conmigo, porque ante mi súplica, me liberó de esa terrible tortura.”—confesó Esculapio a su maestro, siendo con él muy honesto. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo presto: “Qué bajos habrían de haber sido tus enemigos, que hasta se repartieron y apostaron tus vestidos” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Llegaron al extremo mis enemigos, que rifaron mis vestidos”; 25-12-2024.
¿Ha tocado a algunos seres humanos vivir semejante situación tan dura y angustiosa? Claro que sí, y muchísimas veces a lo largo de la historia. Pero una cosa es más que segura: Nuestro Señor Jesucristo experimentó esa misma humillación. Le quitaron sus vestiduras dejándolo desnudo para humillarlo y escarnecerlo, para torturarlo y avergonzarlo. Y luego, los soldados romanos sobre sus vestiduras, suerte echaron. “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.” Sal.22:18.
Padre, podemos llegar a sufrir humillación, vergüenza
y dolor extremos, porque Tú un propósito tienes, que posee recompensa eterna. Por eso tu amado Hijo Jesucristo, fue exaltado
por Ti a lo sumo, porque sufrió y superó tal situación en obediencia a Ti. Lo
alabamos en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día
en el Señor.
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