¿Qué somos, cuál
es mi identidad?
Soy hijo (a) de
Dios: “¡Qué
horror, qué horror! A mis cuarenta
años—se quejó Eulalio—todavía no sé quién soy.
Sé mi nombre, e hijo de quiénes soy, pero realmente eso a mí no me da
satisfacción. No me determina un
propósito, no me indica quién realmente soy”.
El sabio Gaudencio quien lo escuchaba atento, le expresó muy contento:
“La identidad, una afirmación de la ontología, es importante porque con ella
determinamos la calidad, y la manera, de ver y vivir la vida. Nos ayuda a responder las preguntas de la
filosofía: ¿De dónde vengo, ¿dónde estoy y para dónde voy? ¡Yo puedo afirmar que soy un hijo de Dios!”
Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Soy un hijo de Dios”; 02-07-2017.
Conocer
mi identidad me permite apreciar y respetar mi individualidad; aprender a
amarme, aceptarme y luchar por lo que soy.
Hace posible que pueda expresar sin temor mi naturaleza exacta, y, darle
un propósito a mi vida. Me abre la
oportunidad de aceptar la individualidad de los demás y apreciar este regalo de
Dios que soy yo, para desarrollar mi potencial.
“Amados, ahora somos hijos de
Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando
él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 1Jn.3:2.
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