¿Qué desea nuestro
Dios y Señor de nosotros ante nuestros actos?
Que nos responsabilicemos
de ellos y no le echemos la culpa a nadie: “Me
echarán de mi puesto de trabajo, porque en esa empresa sólo hay sapos.”—se quejó
el tal Eulalio. Que pasa escuchándole
atento el sabio Gaudencio. “¿Por qué
afirmas que, por culpa de un soplón o chivato, de tu trabajo te sacaron? —preguntó
interesado. “Porque esta persona
especial me vio, cometiendo para la empresa fraude y me corrieron por ladrón.” Arqueando las cejas Gaudencio, le dijo: “¿Sos
responsable vos?—asintió Eulalio. No—le
aseguró el sabio. Soy responsable cuando
respondo por mis actos y asumo las consecuencias de ellos sin culpar a un
chivato.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “De mis actos soy responsable, asumo
las consecuencias sin echarle la culpa a nadie” 19-07-2017.
Tendemos a no
querer reconocer nuestras fallas y errores, pero sí echarle la culpa a los
demás de nuestra actitud, reacciones, y actos.
Es común porque nos gusta hacernos las víctimas. Pero Dios desea que aprendamos a
responsabilizarnos de los mismos. “Aprendí: Soy
responsable cuando respondo por mis actos y asumo las consecuencias de los mismos, sin echarle la culpa a
nadie”. “Y Jehová se enojó contra mí por
causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena
tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas
vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra.” Dt.4:21-22.
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