¿Qué realmente
abate al hombre?
La soberbia: “¡Me voy, me voy! Definitivamente no tolero a ese señor. Es que es tan petulante, tan engreído. La verdad no ¡soporto a Laurentino!”—expresó enfadado
Aureliano. El buen sabio Gaudencio esto
le dijo: “Acuérdate que ese “engreído” te ha ayudado a caminar por el camino de
bienestar que has elegido. La soberbia—mi
estimado amigo—se manifiesta en una cadencia: Primero intolerancia, luego el
resentimiento y después la imprudencia.
¿Quieres por la soberbia ser abatido?
¡Adelante mi amigo! Pero después
no llores como hombre, las decisiones que tomes como niño”. Cuentos
del Reino; Daniel Aragón; “Las tres expresiones de la soberbia”; 29-07-2017.
Lo
he visto y lo he experimentado. La
soberbia, ese terrible sentimiento de superioridad que provoca un trato
distante y despreciativo hacia los demás, tiene sus etapas. Aparece primero la intolerancia. No tienes capacidad para tolerar opiniones o
actitudes diferentes a las tuyas. Luego brota casi inmediatamente el
resentimiento: Ese engañoso sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia
alguien por considerarlo causante de ciertas ofensas, o daños sufridos, y que
se manifiesta en palabras o actos hostiles.
Y luego, da lugar a la imprudencia: Acciones o palabras realizadas sin
tener en cuenta los riesgos y peligros que éstas conllevan. Por último, viene el abatimiento: la
separación, la caída, la desgracia, la deshonra: “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta
la honra.” Pr.29:23.
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