¿Cómo llegamos a
obtener paz y descanso para nuestras almas?
Cuando aprendiendo
de Jesucristo, nos volvemos mansos y humildes:“Por
más que quiera no puedo. Es que ser
manso y humilde no lo quiero. Si así
soy, todos me van pisotear, conmigo todos se van a desquitar”—gritaba desesperado
el joven Eulalio. Mas así le aconsejó su
amigo Eustaquio: “La humildad y mansedumbre no proviene de nosotros, esto sólo
brota del Señor. Nosotros somos arrogantes, respondones, amargados y
prepotentes. Así que necesitamos aprender de Dios, porque para ser humildes,
debemos de llegar a realizar la voluntad de Jehová.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón, “Humildad: Dios que haga tu voluntad”. 13-07-2017.
Encontramos la
humildad cuando estamos dispuestos a reconocer nuestros errores y defectos;
cuando obedecemos las sugerencias o consejos de nuestras autoridades, cuando
queremos servir a todos por igual sin hacer acepciones de personas. Encontrar
la humildad es una alegría sin par, es agradecerle a Dios y a los demás; es
querer cambiar, es desearlo y anhelarlo.
La humildad está cuando nos interesa el bienestar de los demás primero y
no el mío propio. Humildad es disponerse
a hacer todo lo posible por no volver atrás. ¡¡La humildad es un paso de buena
voluntad!! La humildad en resumen es: Hacer la voluntad de Dios y no la mía. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas.” Mt.11:29.
Padre, te pido que
me enseñes a hacer tu voluntad, que pueda aprender de Ti. Sé que en mí no hay manera de cómo pueda
realizarlo, pero con la ayuda de tu Santo Espíritu podré lograrlo, en el nombre
de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel
Aragón. Feliz día en el Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario