¿Qué necesitamos a
diario hacer?
Poder espiritualmente
crecer: “…mi
propio "progreso de peregrino", te lo ofrezco para ilustrarte el
elemento de altísima importancia que todavía me falta a mí, y tal vez a otros
muchos miembros. Por una falta de atención disciplinada y, a veces, por falta
del tipo apropiado de fe, muchos de nosotros nos quedamos año tras año en el
cómodo jardín de infancia espiritual que acabo de describir. Pero casi
inevitablemente acabamos sintiéndonos insatisfechos; tenemos que reconocer que
hemos llegado a una especie de atolladero incómodo y tal vez muy angustioso.” Bill
Wilson, “El Lenguaje del Corazón”; pág.240.
El
“cómodo jardín de infancia espiritual”, nos satisface y nos gusta. Es como cuando visitamos un aula de
preescolar. Los colores, los dibujos,
los paisajes…es un ambiente tan acogedor que queremos quedarnos ahí y no salir
de ese maravilloso lugar. Así es cuando
nacemos en Cristo, nos produce una sensación tan grata y llena de gozo que no
queremos crecer. Sin embargo, el apóstol
San Pablo nos aconseja “…no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed
niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros.” Crecer espiritualmente
es creer, pensar y amar a la manera de Dios.
“Y el Señor os haga crecer y abundar
en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros
para con vosotros,” 1Ts.3:12.
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