Arriba, delante de
su presencia: “Se
dice entre los cetreros (entrenadores de aves rapaces para la caza) que un águila
no pelea jamás contra una serpiente en la tierra. Ella la atrapa y la sube a los aires y la
deja caer. Una serpiente no tiene aguante, poder o balance en el aire. De tal manera que al caer se mata y luego el
águila puede comérsela sin peligro alguno” Tomado de: https://www.pinterest.com/pin/505247651922236460/
Qué
tal si nuestros problemas, nuestros errores, nuestras enfermedades, nuestras
angustias, nuestras ansiedades, nuestras tragedias y afectaciones; todas ellas
causadas por el enemigo del ser humano: la serpiente antigua llamada Diablo o
Satanás; sean tomadas por nosotros y llevadas a lo alto a nuestro Dios y Señor a
través de nuestras oraciones, para ahí soltarlas. Si tratamos de luchar con ellas en tierra, eso
sería un terrible error, pero si las llevamos en oración a lo alto y ahí las
soltamos, como hace el águila con la serpiente, dejamos que Dios se encargue de
ellas y cuando caigan a tierra, entonces podremos vencerlas. “Suba
mi oración delante de ti como el incienso, El don de mis manos como la ofrenda
de la tarde.”
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