¿Qué pasa cuando
se levantan tormentas en nuestras vidas?

Cuando
en tu relación has dejado dormir al Señor, la tormenta no se hace esperar. El sufrimiento es fuerte: lloras, constantemente
sollozas, tus pensamientos son un tormento.
Hay desvelos y aunque hablas con Dios, no parece que al final de la
oración te sientas mejor. Nada tiene sentido y pierdes la perspectiva de tu
vida. Todo parece ir a la deriva. Entonces
no tienes alternativa: gritas, amenazas, tiemblas, lloras en los rincones como
niño (a) sin razones. Y entonces Él se
despierta y en un momento para la tormenta.
“Pero mientras navegaban, él se
durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y
peligraban. Y vinieron a él y le despertaron,
diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento
y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.”
Lc.8:23.24.
Padre,
sé que cuando me siento así, es por falta de fe. Porque no veo tu protección, tus planes, ni
tus propósitos. Leo a Cristo y Él se
convirtió en un varón de dolores, en alguien experimentado en quebrantos, que a
pesar de la terrible tempestad, siempre vio tu voluntad. Que no me digas: “Y
les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? (25)”, sino que de Ti la adquiera en el
nombre de Jesús, amén. Tu hermano y
amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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