¿Qué certeza
debemos tener?
Que las promesas
de Dios son siempre amén: “Es que la verdad no entiendo. Se supone que si hago lo bueno, lo bueno
recibiremos. Pero no es así en este
momento. Aunque he hecho las cosas bien,
el bien no lo encuentro.”—se quejó Eustaquio, el discípulo del maestro Gaudencio,
considerado por éste un buen muchacho. Con amor le preguntó: “Dime, ¿quién ha
sido el único bueno en este mundo de desenfreno?” El joven le contestó: “Jesús por supuesto, él
ha sido el único bueno”. “Sin embargo, él
recibió un pago en este mundo: la burla, la condenación, la tortura y la muerte
en esa cruz inmunda. Si tú haces hoy lo
bueno y en ello perseveras, vas a ver cumplir lo que Dios ha dicho en sus promesas”
Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Verás
que se cumplen las promesas del Señor”; 02-11-2017. “Por tanto, oh varones,
tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.”
Hch.27:25.
Dice
un pensamiento del actor norteamericano James Dean «No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas
para llegar siempre a mi destino».
No tenemos control sobre las cosas que sucedan a nuestro alrededor: si
me va a elegir a mí en un puesto o no, si los demás cumplirán con lo que han
prometido, si me ofenden cuando yo bendigo.
Pero, para mí, lo importante no es llegar a obtener ese control, pues
sólo lo tiene Dios, no. Lo importante
para mí es si hoy tengo el valor para creer y hacer la voluntad del Señor, lo
demás, se lo dejo a Dios. Yo me acerco
más y más a sus promesas cuando en realidad me muevo hacia ellas. “Por
tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como
se me ha dicho.” Hch.27:25.
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