Cuando
hemos hecho algo, que sabemos que bien no ha estado, nos intranquiliza, nos
desasosiega, y llegamos a tener un sentimiento de culpabilidad. Esto es remordimiento. Cuando esto es
reiterante, cada cosa que hemos hecho mal, se nos va acumulando. A tal grado que se va haciendo una cada vez más
y más pesada carga sobre nuestras vidas. Vamos en cada paso cargando tantas
culpas, que con el tiempo nos va encorvando.
Pero Jesucristo no desea que estemos en ese estado y Él nos endereza, sí
lo pedimos, con rapidez y entereza. “y
había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando
Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso
las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.”
Lc.13:11-13.
Padre
qué alegría nos da que Tú nos has liberado de la culpabilidad, de esa pesada
carga que acumulábamos en el pasado que nos hacían caminar encorvado. Pero tu
mano ha caído sobre nuestra espalda y Tú te has llevado nuestras cargas en el
nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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