¿Cómo debemos de
hablar?
Con apacibilidad,
sin brusquedad: “¿Y
cómo voy a resolver este problema, si tú, cada vez que yo propongo algo, vienes
con tus argumentos y lo mandas al carajo? No veo que haya una solución, me
cierras cada opción.”—siguió discutiendo Eulalio en un aula de la logia, con la
tal Eulogia. Lo cargado del ambiente se podía apreciar, el silencio era espeso,
las heridas sangraban y Eulogia rabia transpiraba. Por eso intervino Gaudencio:
“Amado Eulalio, amada Eulogia; ¿saben que ustedes hablan a manera personal? Ese
es el mal. Además, son fatalistas sentencian y afirman cosas indebidas: Dicen: “cómo
voy…no veo solución si tú me cierras la opción”. O bien Eulogia habla de “no quieres a mis
hijos”. ¿Dónde está “el nosotros”? Deben hablar: “¿Cómo vamos a resolver este problema?”
“Encontremos una solución abramos juntos otra opción” “Me parece que no amas a
nuestros hijos”. Recuerden; hablen con apacibilidad, y la vida encontrarán.” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Con
apacibilidad la solución encontrarás”; 12-01-2018.
Debemos
de tener cuidado cuando hablamos. En las
discusiones tendemos a exaltarnos y de ahí que fatal y egoístamente hablamos. Somos
“holofatal” (holo; todo), reduccionistas pues sólo vemos el “yo”, conmiserativos,
y tendemos a hacernos las víctimas. Afirmamos
algo malo y lo aplicamos al todo, desde sólo nuestro punto de vista: “Nunca me
has entendido”; “Jamás me escuchas”; “No te importan mis hijos”, “Sólo yo te he
querido”; “Nunca te he importado”, “Jamás colaboras”,etc. Debemos de aprender a hablar con apacibilidad,
no con perversidad. Que nuestras palabras estén libres de brusquedad,
violencia, egoísmo y fatalismo. “La
lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento
de espíritu” Pr.15:4.
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