Con el
padecimiento y el dolor: “El dolor es sin duda uno de nuestros mejores
maestros. Aunque todavía me resulta difícil aceptar las penas e inquietudes de
hoy con mucha serenidad - como, según parece, los más avanzados en la vida
espiritual pueden hacer - puedo no obstante dar gracias por los dolores del
presente. Encuentro la voluntad para hacer esto al contemplar las lecciones
aprendidas de los sufrimientos del pasado - lecciones que me han llevado a las
bendiciones de las que ahora disfruto” William
Wilson; “El Lenguaje del Corazón”; “¿Qué es la aceptación?”; pág.272.
¿Cómo
puedes tener victoria después de un fracaso? ¿Cómo puedes recibir al dar? ¿Cómo
puedes crecer y perfeccionarte en el padecimiento y dolor? Sólo con el Señor.
¿Por qué es necesario padecer sufrimiento? Porque de hecho en este mundo todos
padecemos del mismo. Cuando nuestro
corazón y vida están en Dios, este dolor produce en nosotros un efecto de
perfeccionamiento, fortalecimiento y establecimiento. Demos gracias a Dios por
esto, pues Él cambia nuestro lamento en baile, y nuestro llanto en gozo. “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó
a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de
tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” 1P5:10.
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