viernes, 7 de abril de 2023

¿Qué parte de nuestro ser nunca se satisface?

Nuestros ojos: “Eustracio el padre de Decaulión tuvo que hablar con él aparte. Lo había encontrado con aquella revista de desnudos femeninos muy embebido detrás de un escaparate. “Dime padre, qué tiene de malo contemplar el cuerpo de una mujer, tan sólo quiero ver”—argumentó el muchacho. El pecado entra por el mirar y luego viene el desear”—contra argumentó el progenitor. ¿Qué opina usted de esto estimado maestro?”—preguntó Eutrapio con verdadero interés. Su maestro, el sabio Gaudencio le dijo sin doblez: “Así como el Seol nunca se sacia de recibir gente por doquier, los ojos del hombre jamás quedan satisfechos de ver” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No tiene saciedad el Seol ni el Abadón; así tampoco los ojos del hombre de ver a su alrededor”; 04-04-2023.

El Seol es el lugar donde todos iban a parar en algún momento al fallecer. Tiene que ver con el inframundo. En él van todos los que mueren. No confundirlo con el Infierno. El infierno es parte del Seol, pero este último lo conformaba también el seno de Abraham. El Abadón es un ángel destructor, que Dios usa para guardar las llaves del Infierno. Ambos no se cansan ni se satisfacen nunca, así son los ojos de los hombres para ver: tanto varones como mujeres jamás se satisfacen de ver. “El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.” Pr.27:20.

Padre, mis ojos no se cansan de ver tu grandeza, tu creación, tus maravillas, tus obras para con los hijos de los hombres. Esas son las cosas que me gustan ver; que mis ojos no se cansen nunca de verte, para tu gloria y mi bien, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.

 

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