¿Qué nos debe de
bastar del Señor?
Su gracia. “Sufro, porque me
doy cuenta que tan sólo he dejado de drogarme.
Pero veo mi vida, la analizo y sé que sólo he practicado el auto-engañarme. Creía que amaba a mi familia, que me
importaba mi trabajo, que yo había cambiado.
Pero luego me doy cuenta que no es así.
Todo lo anterior se ha ido al carajo.
Ahora puedo ver, y me duele así ser.
¿Dios, qué he de hacer, para que un hombre diferente pueda ser?”—dijo casi
llorando Eulalio. “Deja ya de
atormentarte—dijo Gaudencio aconsejándole—debes de aprender a no culparte. Reconocer
a Jesucristo como tu Salvador te ha hecho un hombre mucho mejor. Y ahora, Dios te permite ver esos tus errores
que has confesado con audacia. Tranquilo,
descansa en Él; seguro te dirá: Bástate mi gracia”. Cuentos
del Reino; Daniel Aragón, “Bástate mi gracia”; 09-08-2017.
Muchas
veces el enemigo quiere afectarnos y puede atacarnos a través de actitudes de
culpabilidad por sentirnos tan pequeños, al llegar a tener conciencia de
nuestro escaso avance. No nos damos
cuenta que hay una enorme distancia recorrida al saber que hemos fallado, que
hemos errado y que necesitamos avanzar tanto. Queremos cambios, a
nuestra manera. Pero Dios, quien es el
que los produce en nosotros, tiene su tiempo y su forma de hacerlos, “Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo.” 2Cor.12:9.
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