jueves, 24 de agosto de 2017

Vivas Verdades

¿A qué nos manda el Señor cuando nos ha liberado de algo terrible?
A que le glorifiquemos al hablar a otros de sus maravillas: “Ninguna de las ideas de Ebby era realmente nueva. Yo ya las había oído todas. Pero por haberme sido comunicadas por su potente línea de transmisión, no las consideré como en otras circunstancias lo hubiera hecho, o sea, unas simples máximas tradicionales en cuanto a la manera de comportarse como un buen feligrés. Yo las veía como vivas verdades que me podrían liberar tal como le habían liberado a él. Ebby me podía tocar en lo más profundo.”  Bill Wilson; “El Lenguaje del Corazón”; pág.245.

Ninguna predicación tiene tanto poder como aquella que ha surgido del yunque del dolor, de la desesperación, o del sufrimiento.  Cuando testificamos a otros del poder del Señor y narramos cómo estaba nuestra condición primaria, esto tiene un efecto poderoso sobre aquellas personas que están sufriendo lo mismo o algo parecido.  Es mucho más sustancial, pues es una real demostración de que la Palabra de Dios es en realidad liberadora; como liberó al gadareno: “Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.”  Lc.8:39.

Padre, gracias porque Tú me has sacado del dolor, la angustia y el sufrimiento.  Gracias porque sólo Tú me has salvado y liberado de terribles males, para tu gloria Rey, en el nombre de Jesús, amén.  Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor. 

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