¿Quién nos libra
de toda culpa?
Nuestro Dios y
Señor: “Hoy,
creo que puedo percibir una clara conexión entre mi culpabilidad y mi soberbia.
Ambas me servían para atraer la atención de la gente. En mi soberbia podía
decir: "¡Mira lo magnífico que soy!" Sumido en la culpabilidad,
lloraba, "Soy un hombre horrible." Por lo tanto, la culpabilidad es
la otra cara de la moneda de la soberbia. La culpabilidad nos encamina a la
autodestrucción, y la soberbia está encaminada a la destrucción de otra gente.” Bill
Wilson; “El Lenguaje del Corazón”; “La humildad para hoy” pág.258.
La
culpa es la mejor arma que tiene el enemigo para querer destruirnos. La culpa nos sume en estados depresivos
autodestructivos. Interesante la postura
de Bill Wilson, en cuanto a que la culpa es la otra cara de la moneda de la
soberbia. Pero, mientras la soberbia
afecta a otras personas, la culpabilidad lleva el objetivo de la
autodestrucción. Destruimos la
culpabilidad confesando nuestros pecados a nuestro Dios y Señor, así como
reparando el daño (cuando esto es posible) a quienes hemos afectado. Jesucristo nos libra de toda culpa. “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi
iniquidad. Dije: Confesaré mis
transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah” Sal.32:5.
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