¿Qué fruto sacamos
cuando interiormente nos revisamos?
Consideramos
nuestros caminos y volvemos a sus testimonios: “…confesar
nuestros defectos y observar el progreso que hayamos hecho al respecto, ya no
nos ofrecen una vida plena y liberada. A menudo una calamidad inesperada o un
gran trastorno emocional nos revela nuestra falta de desarrollo. Tal vez nos
toque el premio gordo económico, y nos sorprende descubrir que no resuelve casi
nada; que, a pesar de todo, todavía seguimos aburridos y angustiados…nuestros
optimistas amigos nos dicen lo bien que nos encuentran. Pero en nuestro fuero
interno, sabemos que no es así. Sabemos que no nos encontramos suficientemente
bien. Todavía no podemos enfrentamos a la vida, tal como es. Debe haber un
grave defecto en nuestra práctica y en nuestro desarrollo espiritual.” Bill Wilson; “El Lenguaje del Corazón”;
pág.240.
¿Cuántos
de nosotros nos hemos sentido muchas veces así?
En algún momento de nuestras vidas, quizás hemos experimentado ese
“vacío” interno. Nada nos satisface,
incluso el ir a la Iglesia. Esto porque el
Reino de Dios es un Reino de relaciones, no de religiones. Esto implica que es mi obligación tener una
relación personal con el Altísimo. Pero
antes, qué bueno sería realizarte un auto examen de conciencia: “Consideré mis caminos, Y volví mis pies a
tus testimonios.” Sal.119:59.
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