¿Qué garantías
tenemos a la hora de un problema?
No caemos ni en
apuros, ni en desesperación: “Cuando un hombre alcanza la condición en
la cual cree que algo ocurrirá a pesar de no desearlo, y que lo que él desea no
ocurrirá, ese es el estado llamado desesperación”. Y en otra ocasión: “Quien ha perdido la
esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra
"desesperado"”. Arthur
Schopenhauer, filósofo alemán; 1788-1860.
Nosotros
los cristianos nos enfrentamos a los mismos problemas, situaciones y
dificultades de todo el mundo. Cuando confrontamos estas situaciones,
fácilmente se cae en la angustia y la desesperación. La desesperación es la pérdida total de la
esperanza, de la paciencia, o de la tranquilidad de ánimo, causada generalmente
por la consideración de un mal irreparable o por la impotencia de lograr el
éxito. La angustia es el estado de
intranquilidad o inquietud muy intensas, causada especialmente por algo
desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro; es igual a aflicción
o congoja. Pero nosotros, aunque estemos
atribulados, ni nos angustiamos, ni nos desesperamos: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados” 2Cor4:8.
Padre,
por tu Santo Espíritu que nos llena todos esos vacíos internos, podemos enfrentarnos a diario a cada una de
las difíciles situaciones que experimentamos sin que las mismas nos afecten
para caer en angustias o desesperación en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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