viernes, 22 de septiembre de 2017

Ni desesperados ni angustiados

¿Qué garantías tenemos a la hora de un problema?
No caemos ni en apuros, ni en desesperación: “Cuando un hombre alcanza la condición en la cual cree que algo ocurrirá a pesar de no desearlo, y que lo que él desea no ocurrirá, ese es el estado llamado desesperación”.  Y en otra ocasión: “Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra "desesperado"”. Arthur Schopenhauer, filósofo alemán; 1788-1860.

Nosotros los cristianos nos enfrentamos a los mismos problemas, situaciones y dificultades de todo el mundo. Cuando confrontamos estas situaciones, fácilmente se cae en la angustia y la desesperación.  La desesperación es la pérdida total de la esperanza, de la paciencia, o de la tranquilidad de ánimo, causada generalmente por la consideración de un mal irreparable o por la impotencia de lograr el éxito.  La angustia es el estado de intranquilidad o inquietud muy intensas, causada especialmente por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro; es igual a aflicción o congoja.  Pero nosotros, aunque estemos atribulados, ni nos angustiamos, ni nos desesperamos: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados” 2Cor4:8.

Padre, por tu Santo Espíritu que nos llena todos esos vacíos internos, podemos enfrentarnos a diario a cada una de las difíciles situaciones que experimentamos sin que las mismas nos afecten para caer en angustias o desesperación en el nombre de Jesús, amén.  Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor.


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