¿Cuándo no debemos
regocijarnos?
Cuando nuestro enemigo cayere: “Me contaron que a tu enemigo Tertuliano le fue muy mal en su viaje, allá en Buenos Aires. Dicen que en un negocio perdió absolutamente todo. Que en su desesperación quiso quitarse la vida, pero que no lo consiguió. Parecen buenas noticias y que sería como una causa de alegría”—le contó Eustorgia a su amigo Eucadio delante del maestro el sabio Gaudencio. Éste último le expresó esto: “No, definitivamente Eucadio, mi discípulo y tu hermano, no se alegra con esas tristes noticias que le pasaron a Tertuliano. Le pasó un mal, no hay por qué celebrar” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No te puedes alegrar que a tu enemigo le afectó algún mal”; 11-01-2023.
Definitivamente nuestro Jehová Dios, no comulga con el mal. No desea que nos alegremos del mal ajeno, aunque esto le suceda a nuestro peor enemigo. Sea cual sea la afectación que sufra, no podemos “gritar” siquiera en nuestro corazón: “Está bueno que le haya pasado eso”. No, por el contrario. Si me doy cuenta que algo malo le pasó a mi enemigo, querrá que vaya donde él para ayudarle o consolarle. “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; No sea que Jehová lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.” Pr.24:17-18.
Padre,
que mi corazón jamás se alegre por el mal que le suceda a cualquier persona,
mucho más si ésta es mi enemiga. Por el
contrario, que esté dispuesto a ayudarle y consolarle para tu gloria y mi bien,
en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el
Señor.
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