¿Por qué debemos
esforzarnos y no desfallecer?
Porque hay
recompensa para vuestra obra: “Fue doña Eustosia la que se quejó, y
dijo con gruesa voz: “Llevo sirviendo veinte años en este colegio cristiano, y
jamás de alguna forma me han recompensado”—se expresó con voz quejumbrosa. El maestro,
el sabio Gaudencio le dijo de forma amistosa: “Sé que oficialmente no te han
dado ningún reconocimiento, pero te tengo este precepto: No desfallezcan tus
manos, que para ti habrá recompensa de tu Señor amado” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No desmayar, que la recompensa Dios
la da”; 29-08-2020.
La
rutina y los años llegan a cansarnos. Puede ser que la calidad de nuestro
trabajo se vaya mermando. Pero debemos de pedir fuerzas al Espíritu Santo, para
seguir sirviendo con amor a las personas y a los santos de Dios. Y ciertamente
nuestro trabajo tiene grande recompensa de parte de nuestro Dios y Señor, y
esta recompensa es conocerle, pues ésta es la vida eterna. “Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay
recompensa para vuestra obra.” 2Cró.15:7
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