¿Dónde se
encuentra el Señor?
En el viento
apacible y delicado: “Fue
un momento acalorado; en realidad ambos estábamos muy enojados. Nos dijimos
cosas fuertes y nuestra relación está a punto de romperse.”—explicó fervientemente
Aurelio a su maestro el sabio Gaudencio. Este le dijo esto: “Debes de pedirle a
Dios que te dé paz entre tu impulso y acción. Mejor, durante el enojo; en vez
de encender acalorado fuego, deja correr en ti el apacible viento y responde
con un susurro” Cuentos del Reino; “No
en el fuego sino en el apacible viento”
Tenemos
que solicitarle al Señor humildad para poder hacer posible que sobre mí venga
una brisa refrescante y no digan después que yo me acaloré. Que en vez de una
respuesta fiera, sea una bendición sincera, que la crítica la convierta en
criterio; que sea el silencio el mudo testigo, de que mi lengua ofender no
quiso. Porque Dios no se encuentra en un terremoto o en un inmenso fuego, sino
en ese viento fresco, en el susurro dulce y apacible. “Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y
tras el fuego un silbo apacible y delicado.” 1R.19:12.
Padre, permíteme dominar mis impulsos acalorados
por respuestas apacibles y delicadas. Que
pueda ser posible que Tú me refresques con el viento apacible de tu Santo
Espíritu para calmar mi furor, y responda yo con susurros amables, en el nombre
de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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