sábado, 14 de octubre de 2023

¿Hay algún ser humano que tenga potestad para retener su espíritu?

No lo hay: “¿Se dio cuenta maestro? Falleció Abudemio, dicen que llegaron antes de que le diera un infarto a pasarle el mensaje del evangelio eterno, pero él no quiso recibir al Rey Supremo. No pasaron ni dos horas, cuando un colapso terrible al miocardio lo dejó para siempre postrado. En esos momentos uno piensa: si pudiera retroceder el tiempo, o quizás sobre la muerte tener potestad”—comunicó Eustosia con determinación. Su maestro, el sabio Gaudencio, le dijo esto a manera de lección: “Nadie tiene poder para su espíritu en él poder detener. Ni hay determinación alguna para controlar su muerte segura. No hay ni armas, ni estrategias, ni ofensivas que el día de tu muerte te libren” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Nadie tiene el poder de su espíritu en él poder retener”; 10-02-2023.

Sólo en las películas de ficción podemos observar que los personajes pueden volver con su espíritu a su cuerpo muerto. En otras, observamos que eso sucede cuando es orden de Dios. Y esto último sí sabemos que puede suceder. En la Biblia hay numerosos ejemplos, entre ellos el de Lázaro. Pero, si no es el propio Jehová quien ordena que el espíritu de esta persona a su cuerpo y a la tierra vuelva, no hay manera que esto suceda. Nadie, ni aun los que han vuelto, tienen el poder de su espíritu en él retener. Nadie determina el día de su muerte, ni tampoco hay armas ni artimañas que podamos hacer para evitarlo. “No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.” Ecl.8:8. 

Padre, lo mejor que podemos hacer es lo que hizo tu amado Hijo Jesucristo: Entregarte a Ti nuestro espíritu. Y al hacerlo, tenemos la plena convicción que hacia Ti vamos, ante tu presencia. Que serás Tú quien nos guiarás más allá de la muerte. Porque ya no estaremos nunca más separados, por lo tanto, ya nosotros no morimos. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.

 

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