De los pobres de
espíritu:“Gaudencio
lanzó la pregunta para despejar dudas: “¿Quiénes aquí son pobres de espíritu?”—Nadie
quiso alzar la mano, todos se quedaron quietecitos. “Espero que nos les dé
recelo, pero les digo: Si no eres pobre de espíritu, no heredas el reino de los
cielos. —Expuso el maestro. Declararse pobre de espíritu es una aceptación, una
declaración, que necesitamos a Dios. Y lo somos, queramos o no, porque en este
mundo afectado, todos nosotros estamos del espíritu y a través de él, con todo
nuestro ser, dañados.”
Cuentos del Reino;
Daniel Aragón, “Pobres de espíritu, necesitados de Dios”; 25-06-2018.
Aceptar que somos
seres con mucha pobreza espiritual, es una señal de humildad, es reconocer
que necesitamos de Dios y que dependemos de Él.
De hecho, si: fallamos, pecamos, nos angustiamos, nos deprimimos, nos invade
la ansiedad, la duda, el temor, el miedo; la adicción, o si de algo estamos
enfermos. Si padecemos de traumas, complejos, odios, rencores; o bien, si
dañamos a otros, si no perdonamos, si ofendemos, si pagamos mal por mal, es
porque somos pobres en el área espiritual. Reconocer esto, nos hace
bienaventurados porque tendremos con Jesús, ser hijos de Dios y con Él
heredaremos el Reino de los Cielos. “Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.” Mt.5:3.
Padre, reconozco que soy un pobre de espíritu, que la
llenura de tu Espíritu yo necesito. Que tu Palabra y Presencia me es necesaria
y de ello depende mi existencia. En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y
amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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