lunes, 2 de octubre de 2017

Dios se maravilla por nuestra fe en Él

¿Se maravilla el Señor de nuestra religión?
Se maravilla de nuestra fe: “Se había graduado en la Universidad Harvard. Terminó sus estudios con brillantez y podría haber llegado a ser un médico renombrado. Podría haber tenido una carrera muy lucrativa…En lugar de seguir este curso, se empeñó en trabajar como médico de una empresa situada en una ciudad industrial desgarrada por conflictos sociales.  Cuando María de vez en cuando le preguntaba por qué no volvían a vivir en Boston, solía cogerle de la mano y decir, "Tal vez tienes razón, pero no puedo convencerme de salir de aquí. Creo que la gente de la compañía realmente me necesita."…Sólo cuando él cayó súbita y mortalmente enfermo, ella llegó a enterarse de que durante todo ese tiempo había padecido de un mal cardíaco que le hubiera podido matar en cualquier momento…Esta es la historia de un hombre de gran valor espiritual. Se pueden ver claramente sus atributos: el humor y la paciencia, la amabilidad y el valor, la humildad y la dedicación, la generosidad y el amor - un ejemplo al que yo tal vez nunca podré ni siquiera aproximarme. Este era el hombre a quien yo había reprendido y tratado con condescendencia. Este era el "incrédulo" que yo había pretendido instruir” Bill Wilson, “El Lenguaje del Corazón”; pág.252-253.

Cuántas veces hemos tratado de menospreciar a alguien, sólo por creerlo inmerecedor del Reino de Dios porque no está en nuestra religión, o en nuestra denominación, o aún en nuestra iglesia.  Pero Dios se maravilla por la fe que ellos tienen para creer y hacer: “Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.  Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.  Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;” Mt.8:9-11.

Padre, pedimos perdón porque muchas veces juzgamos a aquellas personas por sus creencias, pero no somos capaces de ver la fe que hay en Ti por las obras que realizan.  Pero Tú lo ves Señor y nos enseñas a creer mejor en Ti y tu Reino.  En el nombre de Jesús, amén.  Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor. 

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