¿Se maravilla el
Señor de nuestra religión?
Se maravilla de
nuestra fe: “Se
había graduado en la Universidad Harvard. Terminó sus estudios con brillantez y
podría haber llegado a ser un médico renombrado. Podría haber tenido una
carrera muy lucrativa…En lugar de seguir este curso, se empeñó en trabajar como
médico de una empresa situada en una ciudad industrial desgarrada por
conflictos sociales. Cuando María de vez
en cuando le preguntaba por qué no volvían a vivir en Boston, solía cogerle de
la mano y decir, "Tal vez tienes razón, pero no puedo convencerme de salir
de aquí. Creo que la gente de la compañía realmente me necesita."…Sólo cuando
él cayó súbita y mortalmente enfermo, ella llegó a enterarse de que durante
todo ese tiempo había padecido de un mal cardíaco que le hubiera podido matar
en cualquier momento…Esta es la historia de un hombre de gran valor espiritual.
Se pueden ver claramente sus atributos: el humor y la paciencia, la amabilidad
y el valor, la humildad y la dedicación, la generosidad y el amor - un ejemplo
al que yo tal vez nunca podré ni siquiera aproximarme. Este era el hombre a
quien yo había reprendido y tratado con condescendencia. Este era el "incrédulo"
que yo había pretendido instruir” Bill
Wilson, “El Lenguaje del Corazón”; pág.252-253.
Cuántas
veces hemos tratado de menospreciar a alguien, sólo por creerlo inmerecedor del
Reino de Dios porque no está en nuestra religión, o en nuestra denominación, o
aún en nuestra iglesia. Pero Dios se
maravilla por la fe que ellos tienen para creer y hacer: “Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes
soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz
esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se
maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel
he hallado tanta fe. Y os digo que
vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y
Jacob en el reino de los cielos;” Mt.8:9-11.
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