viernes, 27 de octubre de 2017

No temas fracasar, la victoria vas a alcanzar

¿Cómo debe de estar el corazón del creyente ante el posible fracaso?
Seguro, sin temor: “La verdad que estoy paralizado, tengo temor a convertirme en un fracasado.  Tengo miedo en emprender mi negocio otra vez, a hacerlo de nuevo.  Temo fracasar una y otra vez.”—le confesó Eustaquio a su maestro de fe.  El sabio Gaudencio se quedó un momento cavilando en silencio; luego, así le aconsejó: “Jamás tengas temor del fracaso, sólo es fracaso si te dejas vencer y no lo vuelves a intentar otra vez.  Fracasar nos hace fuerte, nos hace de Dios depender.  El fracaso te obliga a aprender.  Te enseña, te guía, por él tú meditas. Te perfecciona, te hace sabio, aprendes a no temer, a ser persistente; a volver a emprender una y otra vez, hasta la victoria obtener” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No temas fracasar y con Dios vuélvelo a intentar”; 26-10-2017.

Muchos de nosotros no queremos darnos cuenta que fracasar no es el acto en sí de perder una lid, o no alcanzar una meta o de obtener un éxito en cualquier empresa. Fracasar es un estado mental, que deja escapar una gran oportunidad para la victoria alcanzar.  Tiene que ver con la fe, cuando pierdes fe, en realidad fracasas. ¿Cuántas veces fracasaste para aprender a caminar?  Sin embargo, ¿te detuvo cada caída que tuviste?  No.  Porque tenías fe, y así de caída en caída aprendiste.  No sólo a caminar, sino hasta correr y jugar.  Y cuando querías aprender a andar una bicicleta; ¿cuántos chollones te hiciste?  ¿Te detuvo cada uno de tus fracasados intentosNo, así aprendimos.  El corazón del creyente jamás debe de tener temor a esto, porque jamás fracasamos.  Al final vemos vencido a nuestros retos, empresas y enemigos.  “Su corazón estará seguro, no tendrá temor, y al final verá derrotados a sus adversarios.”  Sal.112:8 (NVI).

Padre, te damos gracias hoy por nuestros terribles fracasos en cada área de nuestra vida en la que los hemos tenido.  Es que uno no nace aprendido.  Pero en Ti, nos guías y nos perfeccionas con cada uno de ellos para ser más fuertes, mejores y victoriosos en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor.

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