jueves, 14 de diciembre de 2017

Caminando llega Jesús en nuestro mar de inquietud

¿Quién camina en tu mar para calmar tu tempestad?
Jesucristo: “Navegaba a diario mi barca en el mar de la intranquilidad y casi siempre estaba a punto de zozobrar. Ponía mi proa hacia “un buen puerto” porque no disfrutaba del viaje y anhelaba tomar las estrellas lejanas. Creía que un buen puerto estaría en calma. Pero en medio de una terrible tormenta sin par, se apareció Jesús, caminando en el mar. Entonces aprendí que no debo buscar estrellas apartadas, que debo de aprender a mirar el fulgor de cada una de ellas, de todas esas que estén bajo mi cielo viajero.  Y ahora tengo paz.  Sé estar tranquilo en cualquier posición que esté en este océano y aunque vengan tormentas, ciclones o huracanes, mi nave va a sortearlas, porque en ella está mi Señor, mi Dios y Salvador” –testificó el sabio Gaudencio. Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Jesucristo va caminando en tu mar para darte paz”; 13’12-2017.

Como capitanes de nuestra barca, creíamos que podíamos navegar y vencer las tempestades de nuestros siete mares. Cuando el oleaje y viento nos eran contrarios, tanto que hicieron naufragar muchas veces nuestra nave, llegamos a perder el norte y nos enrumbábamos con miedo sobre tenebrosos océanos. Desolados y sin esperanza, pidiendo, rogando, suplicando a nuestro Dios la calma, un día se apareció Jesús sobre el mar andando, como un fantasma. “¡Tened ánimo! ¡Yo Soy! —nos gritó—y cuando entró en la barca la tormenta de mi vida amainó. “Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo!!; ¡yo soy, no temáis!” Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.  Mr.6:49-51.

Padre, gracias porque tu Hijo amado llegó caminando por el mar de mis tempestades, para decirme: Cálmate, Yo Soy. Y la tormenta de mi vida se calmó. Su Santo Espíritu me guía como el norte de mi vida y ahora viajo tranquilo sobre este cielo estrellado lleno de luz resplandeciente del fulgor de tu Palabra, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor. 

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