lunes, 18 de diciembre de 2017

Con toda humildad y masedumbre

¿Cómo deberíamos de andar los hijos de Dios?
Con toda humildad y mansedumbre: "Es quietud perpetua del corazón. Es no tener problemas. Es nunca estar inquieto o molesto, irritable o adolorido; para extrañarme de nada de lo que se me hace a mí, para sentir nada de lo hecho en mi contra. Es estar en reposo, cuando nadie me elogia, y cuando soy culpado o menospreciado, es tener un hogar bendecido en mí donde puedo entrar y cerrar la puerta y arrodillarme ante mi Padre en secreto y estar en paz, como en un mar de tranquilidad, cuando todo a mi alrededor son problemas aparentes."  Roberto Smith; El Dr. Bob y los Buenos Veteranos, pág. 222.

Soportar a los demás tal y como son no es fácil.  Hacerlo con paciencia, menos. Pero la orden es actuar en todo momento con humildad y mansedumbre.  Ambas cualidades, ambos dones son posible por el Espíritu Santo.  Se necesita de todo un proceso espiritual y mental para estar con el corazón y la mente abierta y la total confianza en Dios para realizar lo que el Dr. Bob Smith nos indica acerca de la humildad.  Primero, es reconocer que nosotros no podemos, sólo con la ayuda de Dios.  Luego pedirle a Él que nos dé humildad, mansedumbre y paciencia: “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,” Efe.4:2

Padre, Tú me enseñas que amar a los demás es actuar con humildad, mansedumbre y paciencia al servirles y relacionarnos.  Solamente nuestra confianza puesta en Ti podrá hacerlo de manera que tu Santo Espíritu nos dé esos dones tan especiales para tratar y amar a mi prójimo.  En el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor.  

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