Con toda humildad
y mansedumbre: "Es
quietud perpetua del corazón. Es no tener problemas. Es nunca estar inquieto o
molesto, irritable o adolorido; para extrañarme de nada de lo que se me hace a
mí, para sentir nada de lo hecho en mi contra. Es estar en reposo, cuando nadie
me elogia, y cuando soy culpado o menospreciado, es tener un hogar bendecido en
mí donde puedo entrar y cerrar la puerta y arrodillarme ante mi Padre en
secreto y estar en paz, como en un mar de tranquilidad, cuando todo a mi
alrededor son problemas aparentes."
Roberto Smith; El Dr. Bob y los
Buenos Veteranos, pág. 222.
Soportar
a los demás tal y como son no es fácil. Hacerlo
con paciencia, menos. Pero la orden es actuar en todo momento con humildad y
mansedumbre. Ambas cualidades, ambos
dones son posible por el Espíritu Santo.
Se necesita de todo un proceso espiritual y mental para estar con el
corazón y la mente abierta y la total confianza en Dios para realizar lo que el
Dr. Bob Smith nos indica acerca de la humildad.
Primero, es reconocer que nosotros no podemos, sólo con la ayuda de Dios. Luego pedirle a Él que nos dé humildad,
mansedumbre y paciencia: “con toda
humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en
amor,” Efe.4:2
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