El Señor, para
llevar fruto permanente: “Decidir cuáles son las prioridades más altas, y tener
el valor de decir “no” a otras cosas, con buena educación, sonriendo, y sin dar
excusas. Y para hacerlo hay que tener un “si” más grande ardiendo dentro.” Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente
eficaz, Paidós, Barcelona, 1992, p. 178.
Hay
algo que arde dentro de nosotros con fuego de lo Alto. Es el fuego del Espíritu Santo, fuego Santo
para ofrecer esos sacrificios a Dios en el altar del corazón. Ahí atendemos ese
llamado para servir, es más fuerte que nosotros, más importante que nuestra
vocación, que nuestros dones, que nuestros intereses, que nuestras vidas
incluso. Ese es el fruto permanente,
cuando las obras del Señor son hechas realidad para el servicio de los demás. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que
yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y
vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
él os lo dé.” Jn.15:16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario