sábado, 23 de diciembre de 2017

La aceptación es necesaria para la tansformación

¿Qué nos está garantizando la relación con nuestro Dios y Salvador?
Que a diario vamos cambiando:“Eulalio estaba disgustado. Gritaba y así vociferaba por todos lados: “¿Cambiar yo, ¿por qué he de cambiar? Perfecto soy y no necesito que tú me digas cómo he de ser yo.  Tú eres la que debes de cambiar, ¿hasta cuándo te he de soportar?”—Eulogia no dijo nada, del terror tan sólo temblaba. Mas el sabio Gaudencio, que por ahí pasaba tomó a Eulalio y le dijo apartándolo: “Eulalio, el miedo y la negación son lo opuesto a la aceptación.  Si tú no admites que yerras, no va a venir en ti cambio aunque quisieras. Si te pones a meditar sin enojo, sabrás que ninguno de nosotros es perfecto, ni siquiera ante nuestros propios ojos.  Menos ante los ojos de Dios. Pero el cambio comienza con la aceptación, de que yo soy pecador. Cuando empiezas una relación con Dios, entonces viene el cambio, la transformación a diario en mí y en vos” Cuentos del Reino; Daniel Aragón. “La renovación diaria de mi hombre interior sólo es posible con Dios”; 22-12-2107. 

Todos de alguna manera quisiéramos en el fondo de nosotros, cambiar y mejorar. Mas está comprobado que solos no podemos: ni siquiera cambiar un mal hábito, un tic nervioso, un adherido pensamiento, o tal vez el control de mis actitudes y emociones.  ¿Qué tal dominar mi temperamento?  NO podemos, al menos solos, no.  Pero contar podemos con una Todapoderosa persona: Dios, nuestro Señor.  Pero el principio de todo cambio es la aceptación: ¿Si necesito cambiar es porque actúo mal? ¿En qué? Lo sabemos, tan sólo es necesario ser honestos. Cuando le digo esto a Dios en lo secreto; cuando recibo a Jesucristo y le pido que me ayude, viene el cambio.  Con la relación viene la diaria transformación. “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” 2Cor.4:16.

Padre, tu Santo Espíritu nos renueva día a día. Muchas veces ni cuenta nos damos y cuando vemos, ¡ya hemos cambiado! Adicciones, actitudes, temperamento.  Es que hay conciencia de cuándo erramos.  Y nos sentimos mal cuando fallamos. Esto es admisión, de ahí viene la renovación en el nombre de Jesús, nuestro Señor.  Amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario