¿Qué nos está
garantizando la relación con nuestro Dios y Salvador?
Que a diario vamos
cambiando:“Eulalio
estaba disgustado. Gritaba y así vociferaba por todos lados: “¿Cambiar yo, ¿por
qué he de cambiar? Perfecto soy y no necesito que tú me digas cómo he de ser
yo. Tú eres la que debes de cambiar,
¿hasta cuándo te he de soportar?”—Eulogia no dijo nada, del terror tan sólo
temblaba. Mas el sabio Gaudencio, que por ahí pasaba tomó a Eulalio y le dijo apartándolo:
“Eulalio, el miedo y la negación son lo opuesto a la aceptación. Si tú no admites que yerras, no va a venir en
ti cambio aunque quisieras. Si te pones a meditar sin enojo, sabrás que ninguno
de nosotros es perfecto, ni siquiera ante nuestros propios ojos. Menos ante los ojos de Dios. Pero el cambio
comienza con la aceptación, de que yo soy pecador. Cuando empiezas una relación
con Dios, entonces viene el cambio, la transformación a diario en mí y en vos” Cuentos del Reino; Daniel Aragón. “La
renovación diaria de mi hombre interior sólo es posible con Dios”; 22-12-2107.
Todos de alguna
manera quisiéramos en el fondo de nosotros, cambiar y mejorar. Mas está
comprobado que solos no podemos: ni siquiera cambiar un mal hábito, un tic
nervioso, un adherido pensamiento, o tal vez el control de mis actitudes y
emociones. ¿Qué tal dominar mi
temperamento? NO podemos, al menos
solos, no. Pero contar podemos con una
Todapoderosa persona: Dios, nuestro Señor.
Pero el principio de todo cambio es la aceptación: ¿Si necesito cambiar
es porque actúo mal? ¿En qué? Lo sabemos, tan sólo es necesario ser honestos. Cuando
le digo esto a Dios en lo secreto; cuando recibo a Jesucristo y le pido que me
ayude, viene el cambio. Con la relación
viene la diaria transformación. “Por
tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” 2Cor.4:16.
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