¿Qué le sigue al
orgullo?
La destrucción: “Me sentía que
estaba en un pedestal: prestigio, propiedades, fortuna eran mi concepto de cómo
triunfar. Eso me permitía llenarme de seguridad física y emocional. Y me
abundaban los amigos, los seguidores y los amoríos.—compartía su testimonio
Eustaquio ante sus compañeros—Y me saturé de orgullo y altanería, y luego con
mi caída, llegaron los carroñeros. Todo quedó destruido, en el suelo. Y yo
adicto y amarrado al pasado, soñando con grandezas aunque era un fracasado.
Sólo Cristo pudo salvarme de ese terrible estado” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No hay opción: al orgullo y
altanería le sigue la destrucción”; 26-07-2019.
El
orgullo arruina totalmente las relaciones entre las personas. Eso nos afecta
totalmente y nos disgrega de los demás porque nos creemos que somos diferentes
a los demás, mejores y más talentosos. Luego va de la mano la altanería, el
engreimiento; es el sentido de superioridad entre los demás. Todo esto prepara el terreno para el estrepitoso
fracaso, y con el fracaso el dolor, la angustia y desesperación. Si con esto no
hay cambio, finalmente, la destrucción. “Al
orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.” Pr.16:18 (NVI).
Padre,
tu humildad esté en mí y echa fuera de mi vida todo orgullo, vanidad,
altanería, soberbia, que son actitudes para destruirme. Mas con la humildad viene la tranquilidad, la calma y la honra, en el
nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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