sábado, 27 de julio de 2019

A la altanería el fracaso


¿Qué le sigue al orgullo?
La destrucción: “Me sentía que estaba en un pedestal: prestigio, propiedades, fortuna eran mi concepto de cómo triunfar. Eso me permitía llenarme de seguridad física y emocional. Y me abundaban los amigos, los seguidores y los amoríos.—compartía su testimonio Eustaquio ante sus compañeros—Y me saturé de orgullo y altanería, y luego con mi caída, llegaron los carroñeros. Todo quedó destruido, en el suelo. Y yo adicto y amarrado al pasado, soñando con grandezas aunque era un fracasado. Sólo Cristo pudo salvarme de ese terrible estado” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “No hay opción: al orgullo y altanería le sigue la destrucción”; 26-07-2019.

El orgullo arruina totalmente las relaciones entre las personas. Eso nos afecta totalmente y nos disgrega de los demás porque nos creemos que somos diferentes a los demás, mejores y más talentosos. Luego va de la mano la altanería, el engreimiento; es el sentido de superioridad entre los demás.  Todo esto prepara el terreno para el estrepitoso fracaso, y con el fracaso el dolor, la angustia y desesperación. Si con esto no hay cambio, finalmente, la destrucción. “Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.” Pr.16:18 (NVI).

Padre, tu humildad esté en mí y echa fuera de mi vida todo orgullo, vanidad, altanería, soberbia, que son actitudes para destruirme. Mas con la humildad viene la tranquilidad, la calma y la honra, en el nombre de Jesús, amén. Tu hermano y amigo Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.

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