¿Qué hemos de
preguntarle a quien ama nuestra alma?
Hazme saber dónde apacientas: “Fue de pronto maestro, fue algo que sentí, fue muy intenso. Baudelio me dijo que me amaba, que por mí y nuestra casa ya trabajaba. Me sorprendí de su sincera confesión de amor, pues me conmovió, me llegó hasta el fondo de mi corazón. Cuando se marchó, mi alma por él tuvo desesperación, lo busqué más no lo hallé, pregunté por él y tan sólo me dijeron: trabaja como minero.”—confesó Eufronia llorando angustiada. Su maestro, el sabio Gaudencio le dijo para consolarla, estas palabras: “Qué hermosa declaración de amor, pero no te angusties ni te hundas en dolor. Hoy en la noche que lo veas pregúntale dónde trabaja, dónde pasea, dónde descansa; pues quieres de pronto verlo, para estar con él a tus anchas” Cuentos del Reino; Daniel Aragón; “Debo saber cómo encontrar al que ama mi alma”.
¿Conoces tú cómo encontrar al que ama tu alma? Vagabundeaba adolescente por distintas teorías acerca de la existencia y la vida. Me perdía en libros buscando la verdad en diversas filosofías. Pero no encontraba nada, ahí no estaba quien amaba mi alma. Simplemente no sabía dónde se encontraba. Andaba perdido, errante, hasta que un día en mi desesperación Él me encontró, porque Él sí sabía dónde y cómo me encontraba yo. Ya no tengo que salir a buscarlo, ahora sé cómo encontrarlo. “Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros?” Cnt.1:7.
Padre,
Tú me has dado el Camino para encontrarte, me has revelado dónde estás y qué
debo de hacer para hallarte. Y en
Jesucristo encontré el amor que a Ti me llevó, en Cristo encontré a quien ama
mi alma, para unirme en Ti en el nombre de Jesús. Amén. Tu hermano y amigo
Daniel Aragón. Feliz día en el Señor.
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