martes, 27 de junio de 2017

¿Cuál es la máxima para recibir del Señor?: Dar: “Mi mujer y yo la encontramos en la esquina de la calle Constante Ramos, en Copacabana. Tenía aproximadamente sesenta años y estaba en una silla de ruedas, perdida en medio de la multitud. Mi mujer se ofreció para ayudarla: ella aceptó, y pidió que la lleváramos hasta la calle Santa Clara.  De la silla de ruedas colgaban algunas bolsas de plástico. En el camino, nos contó que ésas eran todas sus pertenencias; dormía bajo los toldos y vivía de la caridad ajena.  Llegamos al lugar indicado; allí estaban reunidos otros mendigos. La mujer sacó de las bosas de plástico dos paquetes de leche larga vida, y los distribuyó entre el grupo.  -Hacen caridad conmigo, preciso es hacer caridad con los demás -nos comentó.”  Paulo Coelho, Reflexiones Diarias, LA MUJER QUE PEDÍA.

Y esa mujer por eso recibía, porque era capaz de dar.  No es la condición económica, ni la cantidad de dinero que tienes, lo que te puede impedir o no el dar.  No, en ninguna manera.  El dar es una actitud, una decisión que brota de nuestro mismo corazón.  Porque cuando no hay para dar desde el corazón, siempre sientes que no tienes y aún el exceso de lo que tienes no es suficiente para ti para compartir.  Pero cuando hay disposición, siempre tienes demasiado para ti y puedes compartir: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.”  Lc.6:38.

Padre, permítenos tener esa disposición en nuestro corazón para dar, no solamente para cumplir con nuestros compromisos familiares u organizacionales cotidianos, sino también para compartir con aquellos que están necesitados.  En el nombre de Jesús, amén.  Tu hermano y amigo Daniel Aragón.  Feliz día en el Señor.  

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