¿Cuál es la
característica de la Palabra de Dios?
Su plena certeza: “El
emperador mandó llamar al maestro zen Gudo a su presencia. -Gudo, oí decir que usted es un hombre que
todo lo comprende -dijo el emperador. -Me gustaría saber qué le sucede al
hombre iluminado y al pecador, después de la muerte. -¿Cómo puedo saberlo? -respondió Gudo. -Pero,
al final de cuentas, ¿no es usted un maestro iluminado? -Sí, señor. ¡Pero no
soy un maestro muerto!” Paulo Coelho,
Reflexiones Diarias, pág.57; “Después de la Muerte”.
Una vez me
preguntaron: “Qué acaso Sócrates, Confucio, Mahoma, Zoroastro o el Dalai Lama,
¿no son seres iluminados?” Yo les
contesté, “sin duda alguna”. Pero hay
una gran diferencia: Jesucristo es la luz, ellos son iluminados. Jesucristo no tiene vida como ellos la
tuvieron, Jesucristo es la vida. Y
Jesucristo no contiene verdad, es la verdad.
Por eso cuando Él nos promete algo podemos tener SEGURIDAD. Y una de las seguridades más hermosas es la
de la salvación. ¿Por nosotros? No, por su Promesa: “De cierto, de
cierto os digo: el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Jn.5:24.
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