¿En qué deben de
estar alineados nuestros pensamientos?
En todo lo
verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre: “Se me vienen como
oleadas del Océano cuando está en marejadas.
No lo puedo evitar aunque yo quiera, está mentalidad que tengo me lleva
a retrotraerme a mis viejas ideas. Mi mente
es así, experta en plantar y cultivar sentimientos negativos dentro de mí”—expresó
a manera de queja el tal Eulalio. Tan
sólo asintió Eustaquio, pareció que le comprendió. Como que hizo puente de comprensión. Pero así le aconsejó: “No puedes quedarte
pensando en ellos. Tengo la certeza que
no puedes evitar que éstos como buitres estén dando vueltas sobre tu cabeza,
pero sí puedes espantarlos y no dejarlos en tu mente anidar” Cuentos del Reino;
Daniel Aragón; “Pensad en amor, pensad en el Señor”; 10-06-2017.
Muchas veces nuestra mente se vuelve el recipiente
donde se mueve toda una vorágine de pensamientos negativos: Envidia, temores,
traumas, ansiedades, culpa, lujuria, codicias, odios, resentimientos,
amarguras, idolatrías, avaricia…una lista sin fin y de muerte. Pero cuando cultivamos nuestra mente a
pensar, razonar y reflexionar sobre lo que útil, inteligente y de vida; esto es
en Jesucristo, en su Palabra, en su Reino de amor y Justicia, entonces esos
pensamientos negativos son espantados y sacados de nuestro ideológico laberinto. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad.” Flp.4:8.
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