¿En qué lugar
estoy con respecto a los pecadores?
Soy el primero: “El sabio rey Weng
quiso visitar la prisión de su palacio. Y comenzó a escuchar las quejas de los
presos: -Soy inocente -decía un acusado de homicidio. -Terminé aquí porque quise
asustar a mi mujer y sin querer la maté.
-Me acusaron de soborno -dijo otro. -Pero todo lo que hice fue aceptar un
regalo que me ofrecieron. Todos los presos clamaban su inocencia al rey Weng.
Hasta que uno de ellos, un joven de poco más de veinte años, dijo: -Soy
culpable. Herí a mi hermano en una pelea y merezco el castigo. Este lugar me ha
hecho reflexionar sobre el mal que causé.
-¡Expulsen a este criminal de la prisión de inmediato! -gritó el rey Weng.
-¡Con tantos inocentes aquí, va a terminar por corromperlos!” Paulo Coelho, Reflexiones Diarias, EN
MEDIO DE LOS INOCENTES.
El
principal requerimiento para que alguien alcance clemencia, es que la persona
reconozca su delito; muestre y confiese el mismo, y que además está arrepentido. Si no es así, no hay perdón en ningún
lado. El apóstol Pablo, hombre que se
jactaba en su vida de fariseo de cumplir a cabalidad toda la ley, declaró en la
Palabra que de todos los pecadores él era el primero, por lo cual también fue
recibido a misericordia por Jesucristo. “Palabra
fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia,
para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo
de los que habrían de creer en él para vida eterna.” 1Tim.1:15-16.
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